Heberto Castillo
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Semblanza

María Teresa Juárez.

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Hombre sensible, inquieto, poseedor de una atracción y admiración, aun en aquellos que no compartieron sus propuestas. Nació en Ixhuatlán de Madero, Veracruz, el 23 de agosto de 1928, hijo de Gregorio Castillo y Graciana Martínez. Inició su primaria en el pequeño y montañoso pueblo huasteco, donde descubrió durante la infancia que su camino era la libertad y no cedió jamás en lo que consideraba su verdad. En 1936 la familia viene a radicar a la Ciudad de México, donde continúa sus estudios, hasta terminar la carrera de ingeniería en la Universidad Nacional Autónoma de México, en 1951.

Desde muy joven impartió cátedra en esa casa de estudios y en el Instituto Politécnico Nacional. Su temperamento lo llevó a unirse a los movimientos sociales impulsados por maestros, ferrocarrileros, electricistas y médicos. En 1961 participó con el general Lázaro Cárdenas en la Conferencia Latinoamericana por la Emancipación Económica, la Soberanía Nacional y la Paz, misma que dio nacimiento al Movimiento de Liberación Nacional.

En 1968, como maestro universitario y del IPN, formó parte de la Coalición de Profesores de enseñanza Media y Superior Pro-Libertades Democráticas. Asimismo, se apoyó en nuestra Constitución para enfrentarse al gobierno represor de Gustavo Díaz Ordaz, y después de permanecer nueve meses en la clandestinidad, fue aprehendido y trasladado a la antigua cárcel de Lecumberri. Heberto, optimista por naturaleza, en aquel entonces me dijo sonriente: "Mira Tere, esto va a ser muy útil Y tú vas a ver que ayudará al movimiento. Más mexicanos nos apoyarán cuando vean cómo pisotean nuestro derechos".

Así, permaneció dos años en prisión hasta que finalmente el 13 de mayo de 1971 fue liberado. Al salir de la cárcel tomó la firme decisión de formar un nuevo partido político inspirado en el ideario de Juárez, Zapata, Villa, Flores Magón y Lázaro Cárdenas, con hondas raíces nacionalistas y que sirviera como instrumento de lucha de los trabajadores manuales e intelectuales: el Partido Mexicano de los Trabajadores (PMT). De esta manera, en unión con Demetrio Vallejo y un puñado de dirigentes y simpatizantes inició su peregrinar por todo el país, mismo que culminaría justo tres semanas antes de su partida.

Todo pasa y todo queda
pero lo nuestro es pasar
pasar haciendo caminos
caminos sobre la mar ...
Caminante son tus huellas
el camino y nada más
caminante no hay camino
se hace camino al andar...
Antonio Machado

"Heberto, no sin titubeos, escogió una vez más la única vía verdadera, optó por la organización de un partido nuevo que rechazara las ilusiones tradicionales de la izquierda", dice Luis Villoro. Durante la gestión de José López Portillo, despertó la conciencia nacional en defensa del petróleo.
Se opuso sistemáticamente a la política de endeudamiento y explotación indiscriminada del energético, llevada a cabo por el entonces director de Pemex, Jorge Díaz Serrano, misma que conduciría al empobrecimiento de los mexicanos y a la pérdida de la soberanía nacional. Por desgracia, una vez más, no se equivocó: "Cincuenta y cuatro años después de la expropiación petrolera el gobierno de la República ignora la experiencia de la historia y se da a la tarea de devolver la industria petrolera a los extranjeros", afirmó Heberto Castillo en 1992.

En 1985 fue elegido diputado por su partido, el PMT, para la LIII Legislatura, y dos años más tarde, junto con el Partido Socialista Unificado de México (PSUM), fundó el Partido Mexicano Socialista (PMS), del cual sería postulado candidato a la Presidencia de la República, nombramiento que declinó en favor de Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, en 1988, con quien integraría más tarde el Partido de la Revolución Democrática (PRD).

En 1994 fue elegido senador por su estado natal, Veracruz, y desde esa trinchera dio su mayor esfuerzo por lograr una paz con dignidad y justicia para Chiapas, dentro de la Comisión de Concordia y Pacificación (Cocopa). También como senador de la República presidió la Comisión de Ciencia y Tecnología, que él mismo impulsó, y colaboró en las comisiones de Ecología, Educación y Desarrollo Urbano.

Con disciplina y orden se entregó por más de 40 años a la investigación en el campo de la ingeniería, y patentó el sistema denominado Tridilosa, así como la Isla Energética y el Astillero Flotante. Por otra parte, desarrolló la teoría estructural denominada Invariantes Estructurales y el Teorema de la Barra Conjugada, entre otros trabajos.

Sus publicaciones fueron numerosas tanto en la rama técnica como en la política. Entre ellas destacan: Análisis y diseño estructural; Invariantes estructurales; Nueva teoría de las estructuras; Breve historia de la Revolución Mexicana; Cuando el petróleo se acaba; Pemex sí, Pausa no; Si te agarran te van a matar, y Libertad bajo protesta. Además, fue colaborador de los periódicos Excélsior y El Universal, y de las revistas Siempre! y Proceso.

Heberto, fiel a sus ideales y congruente en la creación, trascendió en la investigación técnica, científica y política. Siempre desde la posición de que se debe generar mayor empleo, señaló la contradicción de que el avance tecnológico asociado a programas de gobierno desplazara la mano de obra y no generara el desarrollo que requiere el país; es inmoral, decía, que la mayor parte de la población no tenga un salario digno para vivir. Su deseo de cambiar a México y a los mexicanos, al margen de ideologías, está vigente. Y es allí donde encontramos las raíces de esa angustia por transformar, angustia que detendría finalmente su corazón.

A Heberto lo recuerdo cada mañana con la seducción que brinda el amanecer, infundiéndonos a cada paso por la vida voces de esperanza, amor y libertad; invitándonos a la aventura de construir el México democrático por el cual entregó su existencia.